EDITORIAL
La senda hacia la verdadera aplicación de la justicia
material, parte de la formación de un profesional con valores y principios, con
un conocimiento que le permita ser útil a la sociedad de la cual proviene. Es
preciso, abandonar la tesis individualista de una formación académica elevada,
ajena a una práctica profesional poco fortalecida por principios éticos. El
nuevo profesional debe buscar su desarrollo en la ayuda a sus semejantes,
asumiendo experiencia en su acción solidaria, y abandonando el esquema
pernicioso del “tener” como fin específico del aprender, y de la práctica
profesional. En el ayer deben quedar aquellos esquemas que socaban la imagen
del Abogado.
Héctor Castillo
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