sábado, 29 de diciembre de 2018

La ética y la paz

Muchas veces en el ejercicio profesional y en la vida personal, nos sentimos afectados por el supuesto éxito de otros, y cometemos el error de compararnos, juzgándonos en forma terrible, y hasta llegamos al nivel de envidiar. No es anormal que en un mundo con tanta falsedad de imágenes, nos veamos subvertidos en nuestra paz interior, somos humanos. Sin embargo, lo que nos lleva al verdadero éxito no son las posesiones, la fama o las falsas amistades. Los antivalores nos rodean y nos afectan. La forma de no caer en la tentación, es fortaleciendo y aceptando nuestra propia esencia, y realidad, por humilde que sea. Así, nos purificamos y desitoxicamos de tantas cosas malas. De allí que es verdad, el dicho que afirma sabiamente, que vale más tener la consciencia tranquila, porque esto es signo de inocencia. Tener o acumular más, dedicando la vida en ello no nos hace mejores, ni nos garantiza la paz y la felicidad.

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